lunes, 27 de septiembre de 2010

Lluvia de Valencia

Como llovía me lancé a la calle con la taza de café en la mano. Se me llenaba de gotas gordas que me salpicaban los ojos. La calle era un espejo del cielo de tan gris, y los edificios y las palomas con sus plumas grises se mimetizaban en la lluvia. Mis ojos se pusieron más grises, y reían como locos por el placer agreste de llenarse de Buenos Aires en pleno derrumbe de las contenciones cotidianas. A los costados de las veredas un montón de rostros blancos se agolpaban bajo los techitos de puestos de diario y cafés. Todos los pelos chorreaban, sobre todo marrones, y faldas angostas. De bajo los tacones se apretaban contra la pared para no hundirse en el charco que crecía. Era precioso ver los cuerpos chupados bajo las ropas húmedas de las personas. Copiosas líneas de óleo, desdibujados por el viento. Un perro se divertía zarandeando a una paloma muerta, que de tanto diente y agua parecía un trapo.
Mi café ya estaba lleno de agua, y frío, no hacía falta aclarar... Subí a tropezones y resbalándome las escaleras de la Plaza San Martín, una vez arriba me refugié un momento bajo esos árboles (son gigantes, tal vez hasta más altos que los edificios que le tocan el ombligo al cielo). Entré al café París, me pareció una tentación ineludible. El café también estaba plagado de gentes llenas de lluvia. Me pedí un café solo, desplegué los papeles sobre la barra para terminar el trabajo que llevaba eludiendo hacía una semana, pero cómo podía rechazar el impulso de abrir el libro amarillo y leer "El otro cielo", justo yo que corriendo bajo la terrosa lluvia de Valencia, me jugaba un rato a estar del otro lado, bajo el otro cielo
F.B

Sobre pasar la noche- Concurso Teatro por la identidad

(Ella de pie) Estoy sentada. Fumo. Miro hacia atrás (No se mueve) nada. Hay público... poco, gente que me mira. Yo fumo. Toso, poco. Pienso en la muerte porque a mi tío Roberto le cortaron las piernas por el pucho, ya no circulaba. Le cortaron las piernas y después se murió. No soportó la tristeza de la falta de piernas y se puso a fumar más que antes. Después se murió. Antes, después. Hace un rato, me comí un bife. Sola, en la cocina, con la sartén echando humo, el bife ahí sumiso en la sartén, y yo echando humo. El me gritó que no eran horas para comerse un bife (Silencio) Me lo comí con un poco de puré de ayer. (Silencio) Pienso que fumo para no estar sola. Mirá si va a haber una hora para comerse un bife. Yo no quería esto, no quería fumar, comerme un bife, Roberto. Quiero decir, no quería hablar de esto. Estar acá. Debe significar algo. El duerme. Por eso no puedo hacer nada porque duerme y entonces yo divago, digo cualquier cosa, me aburro. Mi mamá decía que aburrirse era de gente poco interesante que no tenía imaginación. Debe ser eso. Qué importa qué decía ella, diría cualquier cosa, lo que le venía en el momento, como yo. Antes le daba mucha importancia. Me parecía que ella tenía que saber algo. Tenía que saber. Pero ahora me doy cuenta que no tenía idea, o que no tenía que saber, por lo menos. Hablaba por hablar, para no aburrirse, como todos. Quizás la hacía sentirse interesante. El duerme. En realidad es eso. Banalizo todo cuando las cosas no son como quiero, siento que me hundo a un lugar de mí. Un saloncito quieto, como este. Una silla, yo sentada, fumando, o parada, fumando. Ahí desciendo cuando las cosas no son como imagino. Un pequeño espacio, gente, poca. Me trato de convencer. Porque en realidad sé que tengo que salir de acá, dormir un rato, despertarme, desayunar, hacer mi vida, hay que hacerla, porque sino se va. Como las piernas de Roberto. Y después la tristeza. Sé que todo está bien. Como si esto le diera sentido a algo. (Se golpea) Andate a dormir Marisa. (Se golpea) Te callás la boca, dejás de pensar pavadas y te vas a dormir. Nunca pude entender cómo los hombres se duermen tan fácil. Si hay un problema, pum, se duermen, una discusión, pum, se duermen, yo puedo llorar, gritar, romper todo... nada, ellos duermen, son todos igualitos. Creo que estar acá es mejor que pagar los vidrios rotos, renovar toda la vajilla, matar las plantas del balcón o volver a separarme. Ya sé que no me voy a matar. Hay una indignación que me saca de mí. Es que se duerma, que yo esté llorando deshecha y él, pum, se duerma. Como si nada. No me ve. (Se golpea) No me ve, no me ve. (se golpea) Definitivamente yo estoy. Soy algo. No solo unas piernas. Cosas separadas, quiero decir. Quisiera despertarlo. Tirarle encima un balde de agua hirviento, que se despertara en una acumulación de gritos propios. Chillando como un chancho al que acribillan. Que se le reventaran los tímpanos por su propio chillido. Que la piel se le llenara de ampollas que lo desnuden en carne viva. Y después por encima de esas ampollas pasarle un cuchillo dentudo que le vaya levantando las yagas una a una. La cama hecha un charco de sangre, y su cuerpo abierto, como un bife crudo, a la hora del bife, en la sartén chirriando, chorreando líquido. Que se sienta un poco como yo. Que llore angustiado como un chico, que me pida clemencia. Y yo, pum, dormirme. Así no más. Satisfecha porque su dolor me calme. (Se tira del pelo) Qué decís Marisa. Yo lo que quiero es que me escuche, que no se duerma. No soporto estar despierta de noche. El silencio, la oscuridad, la sensación de que uno está mal, que la noche es para dormir, que si no te levantás a la mañana no servís para nada. (Silencio) No quiero fumar. (Se le caen los cigarrillos). Sería mejor comer chocolate, o hacer burbujas en el aire. Sería bueno tejer, dibujar, pero yo no tengo paciencia para nada. Por eso fumo. Me organiza. Un pucho son siete minutos. Siete minutos que pasaron felizmente. No me gusta estar conmigo creo. Debe ser eso, no me gusta estar en mí, por eso se duerme y quiero matarlo. De día me distraigo, hago las compras, trabajo, poco, no soy muy útil. Pero limpio la casa. Pasar el trapo me toma treinta minutos. Sé cocinar. El quiere tener hijos. Dice que muchos, no sé si para asustarme. Dice que cocino bien, que sería una buena madre. No sé de dónde habrá sacado eso de muchos hijos. El es hijo único, y yo le digo la cagada total que es tener muchos hermanos. Yo tengo siete, una cagada total. No existís para nadie, es como no tener padres. Tenés hermanos que te cagan la vida. Y los padres siempre la frase, andá a jugar con tus hermanos, arreglate con tus hermanos. Creo que la gente que tiene tantos hijos no quiere hacerse cargo de nada. Y la gente que tiene un hijo único es de lo más asfixiante. La madre lo llama todos los días a ver cómo está. "Sos mi vida" le dice la muy enferma ¿Y cómo va a estar vieja? Para la mierda, como todos. Duerme, no resuelve nada, quiere tener muchos hijos para que no se parezcan a él. Para que yo no me parezca a usted. Pobrecito. Tiene una madre que es una pesadilla... y yo... trato de controlarme, pero soy peor que ella. Sería bueno comer un paraguita, o tomar un café. Pero estoy como paralizada, me parece que me tiembla la sangre, o que me falta el aire. Tiene que haber un punto medio. Bueno, no sé si peor que ella. A lo mejor un hijo me aliviaría las noches. Cuando él se va yo me ocupo del hijo y tengo resueltos los espacios muertos. Tendría que dejar de fumar eso sí. No sería tan grave porque ya no me sentiría sola. Podría agobiar a mi hijo hasta el hartazgo, el pobre crío no tendría idea de lo nociva que soy para él y me amaría como nadie, sin remedio. Como a una madre osea. Qué alternativa le queda. El no se dormiría si yo lo necesito. Yo jamás dormiría si me necesita. (Se saca las pantuflas . Se obliga a olerlas) Serías peor que su madre, peor que su madre Marisa. Pero no sería tan grave, el está acostumbrado a su madre, a él no le sorprende nada, y mi hijo solo me va a conocer a mí. Soy un horror. Yo no voy a tener ningún hijo. Si no me soporto es asunto mío. Y en todo caso de él. El tiene que soportarme. El duerme. ¿Qué me pasa?. El no tiene que soportarme. Qué es este saloncito oscuro, sin nada, este teatrito de mi pesadilla. Que son estas cosas que digo. Cosas. Tengo que estar durmiendo. Siento que las palabras son cosas. Cosas, pesadas, que ocupan espacio. Cosas amontonadas que no me dejan hacer, que me obstruyen. Que no me sirven para nada. Que ocupan todo. Quizás hablo para vos tío Roberto, que en paz descanses. Quizás con vos empezó todo esto. Quizás yo no quiera ir perdiendo partes de mí. Prefiera conservar las piernas. Quizás no me llene de nada un hijo, ni despertarlo a él, no me llene de nada. Tendría que dejar de fumar. Eso es estar sola. Ni siquiera tener el humo. Hacer algo. Tejer por ejemplo. (Se empieza a sacar la ropa despacio) Tejer es hacer algo.Tejer es hacer algo bueno. Es una cosa que se sale de mí, que ocupa espacio fuera de mí, no estas palabras. Buscarme un trabajo útil, hacer amigos. Tengo cuerpo. (Mete la mano por debajo de la bombacha y se toca con curiosidad). Tengo mucho cuerpo, adentro y afuera. Cuerpo caliente, que huele. Buscar un trabajo, mi cuerpo, no un hijo. Mi cuerpo, no palabras. Yo puedo comerme un bife si me da la gana. Por eso no hay nada atrás... por eso.... por eso limpio, trabajo, cocino y no hay nada. No estoy. (Se apaga la luz. Se enciende un cigarrillo) Quiero coger.

Sobre piedras, de Florencia Berthold


CUARTO

Fabricio- Me cago en dios… (Llueve torrencialmente. El cuarto es pequeño y está inundado. Extiende un trapo, agarra otro, lo escurre sobre la palangana, lo extiende sobre el suelo. Agarra la palangana, abre la puerta, echa el agua fuera del cuarto).
Maite- (Duerme despatarrada sobre la cama) ¿Qué pasa Fabri?
Fabri- Que sigue lloviendo dentro, ya te lo he dicho.
Maite- ¿Dentro?
Fabri- Uf… del cuarto. (Ella se gira, sigue durmiendo. El agarra la otra palangana, abre la puerta, echa el agua, entra un viento brutal. Cierra la puerta, pone la palangana, se lleva un trapo empapado al baño, separado por una cortina de paja).
Maite- Fabri…
Fabri- Dime…
Maite-Vení a la cama… dale…
Fabri- ¡Joder! No puedo mi amor, se inunda todo si no hago esto. (Vuelve con el trapo).
Maite- ¿El qué?
Fabri- (Irónico) Nada…
Maite- Vení…
Fabri- Llueve dentro, que no te enteras…
Maite- (Sonriendo, coqueta) En la cama no llueve.
Fabri- ¡Joder Maite! ¡Siempre piensas en lo mismo!
Maite- Andate a la mierda.
Fabri- Lo que me faltaba ya.
Maite- Para vos es un problema.
Fabri- En este momento sí la verdad. No te das cuenta de nada.
Maite- Me doy cuenta sí, qué querés que haga. Llueve. Punto. (Vuelve a dormirse) No se acaba el mundo Fabricio.
Fabri- (Silencio) podrías ayudarme, por ejemplo (sigue en lo suyo, largo rato en silencio) Qué mierda. (Él acomoda las valijas en alturas, cuelga ropa mojada, vuelve a escurrir los trapos)
Maite- (Se mueve, lo mira) Sos mi héroe. (Sigue durmiendo)
Fabri- Vale ya…. (Largo silencio, él continua con las mismas acciones)
Maite- Tengo frío. (El extiende la frazada) ¡No me toques con eso! ¡Sacamelo!
Fabri- Pero si estás helada.
Maite- Ssshhhh…
Fabri- Vaaale…. (Tratando de tener paciencia. Continúa las acciones, el viento y la lluvia se vuelven todavía más fuertes) Me cago en dios…
Maite- (Balbucea soñando) Ffff…..ffaaa.. te-te-tengo fffaaa…fabrrriii….
Fabri- ¿Qué pasa?
Maite- (Llora un poco) Ay.. no…. No, no, no… ffaaa (se tapa la cara con las manos)
Fabri- ¿Qué pasa mi amor?
Maite- (Se queja angustiosamente) no… no, no, no…
Fabri- (La besa) Te quiero bebecito….
Maite- (Sonríe, se acurruca como un gatito y sigue durmiendo. El sigue con las acciones. Entra luz de mañana. Ella se recompone, lo mira) Nunca podría hacer lo que estás haciendo, sos un héroe (Bosteza) Sabés que no podría. (Sigue durmiendo).
Fabri- (Sigue las acciones. Deja de escucharse la lluvia. Se queda quieto, el sol ocupa la habitación, canto de pájaros, y mar a lo lejos) Me cago en dios. (Se acuesta en la cama, da vueltas, se tapa con la almohada por la luz. Se duerme. Ella se despierta rozagante. Se estira, bosteza sonoramente. Mira la hora y rezonga. Se acerca al borde de la cama. Se estira para ponerse unas sandalias de goma sin tocar el suelo. Mira a Fabricio dudando. Entra al baño. Se escuchan unos ruidos de llaves de gas y fóforos pero sólo vemos sus piernas a través de la cortina agarrada con un broche que tapa el resto del cuerpo. Sale una furiosa llamarada del termostato y explota)
Maite- ¡¡¡Aaaaaahhh!!! (La duchita cuelga de la pared a una distancia que obliga a doblarse. Es un cilindro metálico del cual sale una manguerita irrisoria, y encima una fogata constante)
Fabri- ¿Qué? ¿Qué pasa, qué pasa?
Maite- ¡¡¡Fabricio!!!! (Sale desnuda del baño, respira con dificultad, mojada, aterrada)
Fabri- ¡¿Qué pasa??!
Maite- Yo… intenté abrir el, ese… me quería… bueno ¡¡¡eso se está incendiando…!!!! (El se levanta descalzo, entra al baño, pega un grito, ella entra, mucho nerviosismo en ambos) A ver, a ver, pará, yo toqué éste, quizá si lo muevo así… (Otra llamarada brutal)
Fabri- ¡¡¡¡Qué hacés pelotuda nos vas a matar!!!! (Ella sale corriendo y se pone a dar saltitos y gestos de llanto, él logra regularlo, la mira y se ríe) ¡Ponés la bomba y salís corriendo mirá qué piola! (ella sigue temblando) Ya está Maite, solo lo tienes que regular más suave.
Maite- Yo no me puedo bañar ahí…
Fabri- (Hace pis) Venga entra, ya regulé la caliente.
Maite- (Se asoma) Pero sale muy poca agua….
Fabri- (La abraza para calmarla) Entra mujer, que quiero dormir…
Maite- (Duda, entra) Ehhh…gracias. (Vemos las piernas, agua y jabón que corren sobre ellas, y los zapatos de goma. Tararea una canción)
Fabri- Maite…
Maite- ¿Me hablaste?
Fabri- Por favor…
Maite- (Asoma la cabeza empapada) ¿Dijiste algo?
Fabri- (Muy violento) ¡Hombre, qué te parece, que quiero dormir!
Maite- (Hace un gesto infantil con la mano) ¡Te dije que no me digas hombre!
Fabri- Estoy harto.
Maite- ¿Qué dijiste?
Fabri- Que- quie-ro- dor-mir.
Maite- Este sistema es un peligro, un peligro en serio.
Fabri- No exageres… solo hay que regular el gas.
Maite- No, no, perdoname… yo me bañé en duchas con sistemas de gas y todo eso por ejemplo en Salta, pero yo nunca vi la fogata esta que se arma acá.
Fabri- Bueno es un sistema más precario.
Maite- Peligrosísimo. Vos viste la llamarada que se hace cuando subís la llavecita esta.
Fabri- Sí, bueno es muy sensible, hay que hacerlo despacio. Si lo subís al mango y salís corriendo… eso sí que es peligrosísimo.
Maite- Justamente, es sensible a riesgo de que salte todo a la mierda. Qué desgracia, sale muy poca agua, no me saca el shampoo.
Fabri- Estoy harto.
Maite- Sale muy poca agua…
Fabri- ¡Regúlala más fuerte!
Maite- A ver… ah… pero entonces sale más fría el agua…
Fabri- (Agotado) Bueno, a lo mejor es por la otra llave, la de la bombona…
Maite- Prefiero no tocar nada y vivir este estrés… no vaya a ser que explote todo…
Fabri- No va a explotar…
Maite- No tenés idea… El sistema este no es nada seguro Fabricio, en serio… El fuego, el agua ¡el gas! la falta de aire acá…
Fabri- ¡¡Quiero dormir…!!
Maite- (Desde dentro) Ya no son horas de dormir, quiero caminar a Cabo Polonio.
Fabri- (Refunfuña) No he dormido nada Maite.
Maite- (Sacando la cabeza) ¿Qué? (silencio) ¿No querés ir al cabo?
Fabri- Hubo tormenta toda la noche.
Maite- Pero ya paró.
Fabri- Puede empezar de nuevo en cualquier momento.
Maite- (Desde adentro) Fijate si se despejó.
Fabri- (Sorprendido, pero se levanta, abre la puerta, sale, entra) Parece despejado.
Maite- ¿Querés preguntar a alguien?
Fabri- (Irritado) ¿Qué quieres que pregunte?
Maite- No sé…qué dice el pronóstico por ejemplo ¿Querés desayunar yogurt?
Fabri- (Muy agotado) Maite… yo no dormí en toda la noche.
Maite- (Sacando la cabeza) ¡¿Qué?!
Fabri- (Poniéndose las zapatillas) Nada, déjalo.
Maite- (Sigue tarareando la canción. Saca la cabeza repentinamente) ¿Me hablaste? (Ve que no hay nadie. Sigue bañándose y tarareando la misma canción. Largo rato. Vuelve a sacar la cabeza y se queda perpleja al ver que sigue sin haber nadie. Entra y sigue tarareando sin entusiasmo. Busca, sacando la mano la toalla y se envuelve. Levanta del todo la cortina. Apaga el gas, pega un ligero gritito, salta. Respira agitadamente. Toca todo con la punta de los dedos. Se viste y se queda sentada al borde de la cama esperando. Sale. Vuelven) Yo te dije… te lo dije…
Fabri- ¿Pero apagaste el gas?
Maite- Sí, sí el gas es lo primero que apagué.
Fabri- ¿Por qué?
Maite- ¡Ya te dije! Por que ella dijo que primero el gas, después el otro gas…
Fabri- ¡No dijo eso!
Maite- Sí, sí, sí.
Fabri- (Entrando los dos y él al baño) Está bien cerrado esto… hay que apretar el grifo para que no corra agua entendés, lo único que cambia es el fuego.
Maite- ¿Cómo?
Fabri- Que lo único que cambia es…
Maite- Me da igual no lo quiero saber.
Fabri- No preguntes entonces.
Maite- ¡Bueno perdón! ¿Te dijeron algo sobre el cabo?
Fabri- Sí, las minas del supermercado me dijeron que no vayamos, toma yogurt, compré natural que es más barato, pero conaprole… que va a haber tormenta…
Maite- Qué rico.
Fabri- Está bajando un tifón desde Brasil, no se sabe si se mete al océano o si viene a la costa uruguaya.
Maite- ¿Y si viene no podemos ir?
Fabri- Claro…
Maite- Bueno… pero es una cagada ¿Y cuando se sabe?
Fabri- Pará, después paré a un policía y me dijo que es el día ideal para ir… pero bien preparados. El viento te revienta con la arena ¿vos tenés anteojos?
Maite- Si… (coqueta) pero ya me puse la mini…
Fabri- Estás hermosa gordita (le mete la mano por debajo de la pollera, ella se deja) pero mejor ponete el pantalón verde.
Maite- ¿Me querés?
Fabri- Claro que te quiero, si sos la cosa más linda que conocí.
Maite- No, pero no me querés vos a mí…
Fabri- Te quiero más que a nada en este mundo.
Maite- ¡Mentira!
Fabri- Sí gordita… venga no te pongas pesada…
Maite- (Graciosamente) ¿Cuán linda te soy? (El no puede hablar de la risa) ¿De que te reís? Te reís de mí todo el tiempo.
Fabri- Me eres preciosa pequeña…
Maite- Espero que no se venga el sirón, nos caga el plan…
Fabri- (Se ríe más) Es Tifón (Ella se encula)
Maite- Qué me importa.
Fabri- Gordi ¿A la mina esta le vamos a pedir algo por la situación?
Maite- (Desconfiada) ¿Qué mina?
Fabri- Alma… la del alquiler… (Ella se encoge de hombros) ¿A vos te parece normal alquilar una habitación y que se inunde todo?
Maite- No. Vos no pegaste ojo en toda la noche. Pero también es muy barato, qué querés…
Fabri- Casi se nos hace mierda todo con la cantidad de agua…¡la cámara digital!
Maite- ¿Decís que nos devuelve la plata?
Fabri- No, ya pagamos tres noches (Ella se encoge de hombros) La plata olvídate. Hay que pensar otra cosa. A ver… que nos prepare el almuerzo de los próximos días.
Maite- ¿Te parece?
Fabri- Oye… y los desayunos… esto de vivir bajo agua es muy jodido…
Maite- Que nos preste unos pilotos, y paraguas para poder pasear si viene el sifón…
Fabri- (Tratando de contener la risa) ¿Además de la comida?
Maite- ¡¿Qué pasa?!
Fabri- (Se ríe) Se lo vas a decir vos.
Maite- Ni en pedo(La mira desaprobándola) Bueno entonces no le pidamos nada y listo.
Fabri- Ni de puta coña, vamos. Yo se lo digo… ayúdame a practicar (ella se encoge de hombros) Ensayar lo que le voy a decir. Hay que prepararse.
Maite-¡Ah bueno! (Exagerado, imitando a Alma)Hola, buenos días… comprendo que te entró lluvia toda la noche.
Fabri- Exacto. Llevo tres días sin dormir, pensaba que iba a parar pero no para..
Maite- Aja, entiendo que estés disgustado…
Fabri- Lo estoy, casi se me rompe la cámara digital, te imaginarás que no me hace mucha gracia…
Maite- Claro que no…
Fabri- ¿Y cómo podemos arreglar esta situación? Entra agua hasta por las paredes…
Maite- Sí claro, tengo que arreglar varias cosas.
Fabri- Pero… bueno… ese no es asunto mío, entendés…
Maite- Bueno, mirá, si querés me podés chupar la conchita y queda todo arreglado.
Fabri- ¡¿ Qué ?!
Maite- Quedamos en paz…
Fabri- ¡Pero sos vos quien tiene que resarcirme y no al revés!
Maite- Pero si te morís de ganas.
Fabri- Eso es muy cierto (El se le echa encima y la empieza a tocar)
Maite- (Calientes) Ves cómo así se te olvida la lluvia.
Fabri- Cállate pedazo de mierda, te voy a reventar. Me vas a pagar vos a mí, me vas a devolver toda la platita entendiste.
Maite- Ay, ay, (gruñe, se tapa la cara, se muerde los dedos)… ahhhh…
Fabri- (La besa) La voy a buscar, vos me tenés que ayudar. Ordena las cosas.
Maite- (Hace las valijas tocando todo con sumo cuidado. Pasa un tiempo hasta que él vuelve a entrar. La encuentra en una posición muy rara) ¿Y, qué pasó?
Fabri- ¿Qué hacés?
Maite- Nada… intento no tocarlo…
Fabri- ¿Tanto asco te da?
Maite- No me jodas, no puedo tocar las cosas como vos… restregar los pies en hongos ajenos (él le hace señas), taparte con las sábanas guasqueadas de otros, no puedo Fabricio, dejame en paz ¡¡¡¡¡no puedo!!!!!!!!! (Entra Alma)
Fabri- No hace falta que grites.
Alma- (Exagerado) Hola, Buenos días…
Maite- Hola (Sonríe incómoda)
Alma- ... Comprendo que les entró lluvia toda la noche.
Fabri- Exacto (Forzado) Llevo tres días sin dormir, pensaba que iba a parar pero no para.
Alma- Aja, entiendo que estés disgustado…
Fabri- Lo estoy, casi se me rompe la cámara digital, te imaginarás que no me hace ninguna gracia…
Alma- Claro que no…
Fabri- ¿Y cómo podemos arreglar esta situación?
Maite- (Se alarma, muy incómoda) Bueno, tampoco fue tan terrible, jaja!
Fabri- Entra agua hasta por las paredes…
Alma- Sí claro, tengo que arreglar varias cosas.
Fabri- Pero… bueno… ese no es asunto mío, entendés…
Alma- Bueno, mirá…
Maite- ¡No pasa nada!
Alma- Si querés vos me podés…
Maite- (Grito dramáticamente) ¡No me podés hacer esto a mí Fabricio! ¡No es a costa de cualquier cosa! ¿Hay algo entre nosotros o no hay nada? ¡Dijiste que me querías! ¡que me querías! ¿Por unas malas noches, por un par de almuerzos me hacés esto? ¡Por una lluvia estúpida lo mandás todo a la mierda! ¡¿Por qué?! ¿Por unos paraguas para pasar la tarde? ¿Eso significo yo para vos? ¡Unos putos paraguas! (llora)
Fabri- Maite tranquila, no pasa nada…
Maite- (A Alma) ¡Vos! ¿Querés matarnos a todos? O solo a mí, con esa ducha que en cualquier momento explota y nos hace a todos papilla… porque sabés que se viene el sifón y no tenemos a dónde ir… ¡no tenemos a dónde ir! porque sino…
Fabri- Perdón ella está muy nerviosa, no tuvimos unos buenos días. Y con esto de la lluvia, llevamos tres días encerrados en estos 20 metros cuadrados… No es fácil, NO ES NADA FÁCIL, y la verdad que ya NO PODEMOS MÁS. ¡Yo comprendo que tú no traes la lluvia Alma, que no manejas eso, pero no puedes tener la casa en este estado!
Maite- ¡¡¡¡No le digas Alma!!!!
Alma- De todos modos yo pensaba devolverles la plata, incluso de las tres noches que pasaron… y en estos días arreglaré la casa… no sé qué más decir.
Fabri- (La agarra y la sacude) ¡Necesitamos que pare de llover Alma! (Maite se tapa los oídos) ¡Ya no nos aguantamos más, esta lluvia nos está arruinando!
Alma- (Sacando los billetes, él sigue sacudiéndola) ¡Acá tienen la plata!
Fabri- ¡Nosotros no queremos la plata! ¡Queremos comer, queremos poder pasear!
Maite- ¡Soltala! (Celosa) ¡Soltala o no me ves más la cara Fabricio!
Fabri- (La suelta, Alma deja caer los billetes) Alma, mi mujer está muy celosa. (Se larga a llover violentamente. Se sientan los tres en la cama).

Partido por TV

Jorge se levanta temprano, dormía a pata suelta sobre el sofá. Los músculos atornillados en las cervicales. Miró a su alrededor y se preguntó qué hacía durmiendo en el sofá.
- La Quilmes da resaca, le dijeron.
Pero él compró igual. Veinte Quilmes de litro para ver el partido en casa.
Pidieron pizza, más de lo mismo, y alguna que otra empanada de verdura para el pesado de Andrés, que siempre complica las comidas, con su teoría de lo natural.
Laura sentada en el sillón violeta miraba de reojo el sillón verde en el que se sentaba excesivamente erguido Germán. Miraba el cierre abierto del pantalón de Germán. Tragaba saliva y cerveza y algún suspiro sofocado. Ella miraba, pestañeaba, meneaba un poquito la cadera sobre el sillón, haciendo un leve contoneo de pezones y mejillas.
Jorge estaba cansado de las miraditas, y de los comentarios atontados de sus amigos en el salón de su casa.
Abrió la ventana con estrépito de una palmera que saltó dentro dándole en la cabeza a Juan, que estaba justo debajo.
- ¡Bancá pelotudo! ¿Qué hacés?
Risas unánimes.
- Uuuuu.... ¡gooooooooooolllllllll...!
La palmera fue olvidada en cinco saltos de los sillones.
- Me vas a manchar toda la alfombra, bobo.
Manos chorreando queso, bocas aceitosas… Se preguntaba cómo se le había ocurrido invitarlos a su casa, tal vez había un cierto placer en que todo se desdoblara y perdiera su estado cotidiano. De tranquilidad y orden. En esa ruptura de su soledad posesa y prolija. Además no podía pasar el partido de Argentina solo, escuchando los alaridos vecinos, por menos que le interesase el fútbol. - Hubiera sido mucho peor, se tranquilizó.
Laura se abrió de piernas. Juan, que estaba justo enfrente, clavó la mirada en ese hoyo negro que solo ella sabía. No tenía bombacha. Intuyó terciopelo rosa, de una temperatura alta, pelos oscuros alrededor, humedad salvaje, cavidad abierta. Una erección espontánea surgió entre sus piernas. Le tiró gestos de mímica a Germán, que estaba excesivamente interesado en el partido. Trataba de llamar su atención, pero nada.
El hoyo de Laura apuntaba directamente a Germán. Juan se rió forzado, en el fondo él nunca sacaba los ojos de ella y no entendía el efecto atrayente de la indiferencia de Germán. Se decía, si esas piernas me apuntaran a mí, yo no estaría mirando el partido.
Laura no lograba nada con sus insinuaciones ya obvias para todos, menos para quien iban dirigidas. Estaba borracha. Jorge le puso la mano en el hombro fraternalmente.
- Date una ducha Laura, y acostate en mi cama. Hoy dormís acá.
Caminó tropezando con botellas vacías, cajas de cartón, con el teléfono, sillas caídas. Se giró antes de hundirse en el pasillo y miró a sus amigos. Se le cayeron un par de lágrimas, pero ella no se dio cuenta. Solo Juan se estremeció en su silla, y tragó las ganas de darle un beso y de mimarla, aprovechando la borrachera. Ella llegó al baño tambaleándose, encontró una cara demacrada en el espejo, pálida, medio azul, la cadena sin tirar y olor a mierda impregnado en las toallas.
- “Lo que huele a mierda huele a ser”,
Apretó el botón. Un ser desapareciendo en los remolinos de agua. Se olió los sobacos. Ducha caliente, frío de invierno. Todavía resacas de nieve en Buenos Aires. Nieve en Buenos Aires, piensa. Qué loco.
F.Berthold

domingo, 6 de junio de 2010

Sobre piedras


Sobre piedras, de Florencia Berthold, Teatro el grito (Costa Rica 5459) jueves 21:30 hs